martes, 30 de septiembre de 2008

Entorna esa puerta

Dedicado a una persona en especial. Para tí:

Entorna cariño esa puerta una vez más, sin cuestionarte porqué las manos se me agrietan y la boca queda seca de tanto vivir tristezas. Siéntate en la silla y escucha estas palabras, mientras, botella de vino en mano, brindamos, hoy febrero, por ser la última noche de verano.
Mantel en mesita para dos... y que los silencios sean por mi culpa...
La única falta... Aquella falda que me advierte, que no vives tan sola, que respiras porque sientes, que suspiras porque quieres, y que vives porque mueres por los huesos de un tercero, que habita en tu pensamiento; que te regala un beso por ''creerte que te quiero''
Si supieses, cielo, lo que siento en este momento, yo te juro vida mía, que no habría sitio para el arrepentimiento. Si por mí fuera, te llevaría volando por las autopistas que persiguen los proyectos de mis sueños jamás soñados y a los acantilados vestidos de verde y morado. Aprenderías a descifrar la doble dirección de mis palabras, mis canas prematuras, la gravedad de tu boca, la vida que pasa, la vida que cesa. La muerte que besa... y al otro lado de la mesa podrás divisar el mundo tan esperado, el mar, el cielo, el silencio quejumbroso y tranquilo. La Luz. Quizás de un lucero... o de la nada... Lo dejo a tu elección. Aprenderás que la nada también existe y que el amor también tiene su olvido.
Entorna cariño esa puerta una vez más, y cuelga en el perchero tu abrigo. Siéntate tranquila, corazón, y escucha atentamente lo que te digo... ''No hay nada más doloroso que el amor no sabido''


XiViRiFlÁuTiC!!

jueves, 25 de septiembre de 2008

Castigo.

Pero tú no has venido aquí para charlar, ¿verdad? Ni para hacer preguntas o dedicarme un adiós. Has venido en busca de la absolución. Quieres sentirte liberado de todo lo que has hecho. No, no buscas el perdón, eso puede dártelo una mujer. Lo que buscas es castigo. Crees que el castigo te devolverá tu libertad y por eso has venido aquí, arrastrándote cual miserable. Castigo.
Pero quizás hayas topado con quien debías. Tal vez será porque soy cristiano pero... nunca soporté a nadie que arrastra una cruz...
... Y dime, ¿te sientes liberado ahora? ¿Te he liberado para emprender una nueva vida? Estás en deuda conmigo. Aún así nunca te sentirás un ser libre. Ni aquí ni allá donde vayas hay castigo que te redima de lo que has hecho...
... Nos veremos en el infierno.

XiViRiFlÁuTiC!!

domingo, 21 de septiembre de 2008

Libélula

[...] Todavía recuerdo la vez que fuiste libélula, cuando cada amanecer dejaba atrás una noche mágica, donde tú jugabas a ser bruja y yo me dejaba embrujar por tus encantos.
Aun recuerdo el murmullo de olas rompiendo el silencio contra las rocas, mientras la brisa matutina movía suavemente las cortinas que acariciaban sigilosamente tu piel. Aquel olor levantino a algas anunciando la cercanía del mar. Tu respiración en mi cuello. Las sábanas por el suelo…
Ahora te tengo delante; no te reconozco. Siempre supe que tenías las horas contadas, fecha de caducidad. Minutos, segundos, palabras… palabras que buscaba que no eran más que espejismos para huir de la nada. Siempre quise decirte, que el sol aún continúa alumbrando mis primaveras y los otoños me llenan de hojas secas el corazón. Aquel podría haber sido el momento; no me hablaste, tus ojos se ahuecaron para siempre en una eterna mirada hacia un pretérito imperfecto mutuo… Casi sonríes…
Das media vuelta, dejando mostrar tu espalda semidesnuda envuelta en tu inconfundible aroma… aroma que ahora respiro y me hace recordar que jamás creí en las mariposas, sólo en la libélula que fuiste en su día.


XiViRiFlÁuTiC!!

lunes, 15 de septiembre de 2008

Bendita expiración. (Agorafobia)

La verdad es que siempre he sido muy asustadizo, sin embargo, me pude ver dotado de un increíble valor para hacer semejante atrocidad. Es cierto, siempre he sido nervioso. Pero el miedo me podía y ayer, finalmente, lo combatí. Por fin lo hice. Ahora descanso…

Me calzo los pies con mis botas. ¡Mierda! Ya se han vuelto a desatar los cordones… Me agacho y lo ato fuerte con la firme esperanza de que jamás volvieran a soltarse. Cojo el chaquetón oscuro de la suerte que me había acompañado todo un lustro de inviernos, el de los botones grandes, y la bufanda de colores fríos que me regaló mi novia hace ya un año. Vaya cara llevo. ¡Y que ojeras! Apenas me reconozco. Intento inútilmente solucionarlo apartando el flequillo de mi cara. Miro el reloj. – ¡Joder! Volvemos a llegar tarde… – Siempre  pasa igual. – Cariño, ¿que te queda? ¡Ya es la hora y aun no hemos salido!… ¿Cariño?

... Joder. Ha vuelto a pasar. ¿A quien le hablo? ¿A quien espero? Se me olvidaba que otra vez vuelvo a acudir solo. Volveré a ser el imbécil de turno. – ¡Mirad todos, por allí viene Dani!... Acompañado para no variar. Va, dinos, ¿donde has dejado a Clara esta vez? – Lo detesto. Los detesto. No hay nada que aguante menos que esa horrible situación. Bueno sí. Si hay algo que realmente odio es el insoportable sonido del silencio que en ese mismo instante deambulaba por todas las habitaciones vacías de alegría. Incluyendo donde estoy. Aquí la tristeza se personifica en mi ser. ¿Cuándo uno sabe cuando sobrepasa la línea de la cordura?

El estruendo de mis rodillas contra el suelo hace vibrar las paredes. Permanezco inmóvil, sin pensar palabra. Durante casi una hora entera no moví un solo músculo. ¿Por qué lo hice? ¿Cómo fui capaz? Ya he perdido la cuenta de los días que llevo sin abrir la dichosa puerta. ¿Seis meses? Da igual. Hoy todas las respuestas han invadido mi mente. Hoy es el día. Llegó la hora. Apoyo mi peso sobre la rodilla izquierda, mientras me impulso con la otra hasta ponerme en pie. Camino por el pasillo. Cada paso cuesta más que el anterior. Con los ojos cerrados, me voy impulsando con la ayuda de mis manos sobre las paredes, palpando las pinturas de firma extraña que adornan la oscuridad. Al fin llego a la puerta. La llave sigue ahí, bien encajada en su cerradura – ¿Quién  la iba a quitar sino?, –pienso, dejando escapar una sonrisa nerviosa. Despacio. Aproximo mi ojo a la mirilla. Todo como esperaba. El rellano sigue vacío. Mi mano temblorosa alcanza a tientas la llave… Lleno mis pulmones… Una… dos… y tres… ¡Clic! Una primera vuelta… Espiro. ¡Santo cielo! Puedo oír mi corazón como palpita a gran velocidad. Como mi respiración se acelera. El sudor ya moja la puerta y empaña la mirilla. Apenas puedo ver… Aspiro de nuevo… Dos… y tres… Clic, clic. – Bien Dani, bien. Ahora sólo tienes que coger la manivela y abrir… ¡Vamos, tú puedes!, ¡Todo va a ir bien! ¡Vamos, vamos!– Allí estaba ella, mi conciencia. Animándome. Y yo, dejándome animar. Aproveché un chasquido de coraje para abrir los ojos al instante que la puerta y sin tiempo de pensar, de un salto como jamás antes lo había hecho, me coloqué en medio del rellano…

Permanecí inmóvil lo que me pareció una eternidad. De nuevo volvía esa sensación. El miedo brotaba desde la punta de mis pies, subía por la espalda y se convertía en escalofríos a la altura de la nuca. Todos los pelos de mi cuerpo se erizaron al contemplar como, fríamente, una enorme sombra, escalón a escalón se acercaba hacia mí. El miedo cada vez era mayor. El infernal latir del corazón iba en aumento. Se hacía cada vez más rápido, cada vez más fuerte. Ya apenas dejaba escuchar el temblor de mis rodillas. Los ojos, aún en sus orbitas, contemplaban cada detalle, el parpadeo era imposible. El ruido sibilante del aire al entrar por mi boca iba en creciente aumento conforme el miedo pasaba a terror mientras las paredes se aproximaban cada vez más y la sombra restaba peldaños. Cada vez más cerca. Apenas a un metro de mí, extiende su mano hasta tocar mi hombro. Creía que mi corazón iba a estallar. 

...Una última bocanada de aire, mayor que las otras, bastó para acabar con todo.

 ¡Bendita expiración!

 Las rodillas que antes temblaban, ahora son las que, inertes, me fallan. Me desplomo en el suelo. El silencio me resulta tan extraño como placentero… Todo desaparece.

La verdad es que siempre he sido muy asustadizo, sin embargo, me pude ver dotado de un increíble valor para hacer semejante atrocidad. Es cierto, siempre he sido nervioso. Pero el miedo me podía y ayer, finalmente, lo combatí. Por fin lo hice. Ahora descanso… en paz.

 

XiViRiFlÁuTiC!!



miércoles, 10 de septiembre de 2008

Para cuando te marches, tienes las llaves que abren mis puertas...

Cumpliendo con mi deber de cumplir lo prometido, esta entrada va dedicada a una persona cuyas palabras voy a echar mucho de menos los proximos dias, a todas horas...

He de confesarte, cielo, que antes de conocerte ya te echaba de menos. Amiga mía, señorita de ojos transparentes, cristalinos, y corazón puro y ardiente. He de confesarte que en ciertas circunstancias, volvería de nuevo a conocerte para ser lo que quisieses; más callado o extrovertido, pero ante todo, menos caballero. Y en otras ocasiones, buscaría sencillamente, una nueva y sana forma de poder perderte, pues a mi corazón le falta poesía y más a mi vida cuando de esta forma desapareces sin dejar rastro de aquellas tarde en la playa ni de palabras escritas en tu mente.
Te invento durante horas, y entretanto escribo lo que derrama mi imaginación. Imagino la alta montaña que intentamos escalar para emprender el posterior exitoso descenso. Y en la cima te imagino bailando con la luna a la luz de las estrellas. Acariciándola con los dedos. Palpando cada sombra oculta en el viento, y en un instante te conviertes en amor y fracaso de arcángeles nonatos...
Pasea por el parque el tiempo (perdido) y encuentra a la luna en un rincón, llorando de soledad, y ahora comparte su llanto de no poder bailar contigo un último vals antes de marchar.
Gracias a ti, niña, he aprendido a tocar sonatas sin director ni instrumentos. Y el vello de la nuca se te eriza cuando oyes de fondo esa melodia que, desafinada, suena en mi cabeza mientras te confieso como me siento ahora que te he conocido, mi niña de ojos transparentes y corazón puro y ardiente.
No permitas que el sabor de todos tus recuerdos se vista de verde pues tan sólo resto los días que me quedan para volver a verte.

Bon voyage!
XiViRiFlÁuTiC!!

martes, 9 de septiembre de 2008

Tan distintos y tantas cosas en común.

Tómate un respiro… y es que todos, a veces necesitamos respirar, aislarnos de lo que nos rodea, dejar la mente en blanco tan sólo unos instantes. No pensar en nada, no pensar en nadie. Ni en cada porqué, ni en cada gesto, ni en cada hecho… en nada… Vivir en un efímero coma necesitamos, al igual que necesitamos el calor de muchas personas y la ausencia temporal de otras. Nos hunde la monotonía y el sinsentido de las cosas. Nos entristece la falta de confianza y la prisa de la indecisión. Nos incomoda la paciencia eterna y la inestabilidad interna. Nos arruina la falta de atención y el disimulo reiterado. Nos agobia el agobio… Nos mata la vida.



XiViRiFlÁuTiC!!

lunes, 1 de septiembre de 2008

Ponganse el cinturon...

Ponganse el cinturón, se avecinan turbulencias...
Exámenes, exámenes...
Días sin dormir,
café con leche, café cortado,
café corto, café largo...

Me falta tiempo y aire, me sobran nervios y dudas...

Actualizaré en unos días.

XiViRiFlÁuTiC!!

matias moreno aroca

matias moreno aroca

El grande