sábado, 17 de mayo de 2008

Poemas de un alma perdida



Ni un alma queda ya por la calle a estas horas. Ninguna salvo yo acompañado de los cartones mojados sobre los que encuentro acostado. Ronda la media noche. Ya apenas puedo verme la punta de los dedos de mis sucios pies asomando por el roto de mi bota, la densa neblina invade los fríos y tenebrosos callejones impidiendo reflejar la luz de las farolas en sus adoquines empapados por el relente de la madrugada. El ruido de mis tripas llorando de dolor rompe el silencio de aquel callejón oscuro. Saco fuerzas de flaqueza y con las rodillas temblantes pero firmes consigo ponerme en pie. Abandono mi lecho, y me dirijo al contenedor más cercano. Cuatro gatos, quizás cinco lo rondan. Buscan lo mismo que yo. Sobrevivir. Comida y un algo de verdad. Saco unas monedas del bolsillo descosido de mi chaqueta. Apenas me llega para comprar algo que me ayude a olvidar mi situación.
Sin hijos ni mujer…sin techo donde cobijarme… un juez me robó la vida hace ya unos años, desde entonces mi único propósito es envejecer en soledad… deambulo entre cartones, ocultando tras mi desagradable olor a sudor y orín un cuerpo desnutrido y cansado cuya densa y descuidada barba negra recubre casi la totalidad de mi rostro cadavérico. Pidiendo prestadas monedas a caritativas almas que a regañadientes me ayudan a permanecer vivo. Monedas para comprar alcohol. Medicina para olvidar, mi somnífero. Sólo él me ayuda a dormir, a aguantar el frío en noches de invierno como esta…una vez más me desplomo sobre mi cartón, solo, pensando en nada… escribo líneas que mañana serán pisoteadas por la muchedumbre.





XiViRiFlÁuTiC.

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matias moreno aroca

matias moreno aroca

El grande